Cuando Nerea aun estaba dentro de mi barriga, en muchas ocasiones presentía que algo no iba bien, pero esto le pasa al 60% de las embarazadas, así que no quiero decir que yo sea vidente ni nada por el estilo, pero quizá en algo me sirvió, cuando de golpe y porrazo nos dijeron que tenía Síndrome de Down.
El embarazo fue complicado, padecí tres cólicos nefríticos, alergia a la subida del líquido amniótico, lumbalgias y dos amenazas de aborto, en fin muy completito, pero nada de esto pudo con ella, tenía ganas de nacer y llenar nuestras vidas como así ha hecho.
Al nacer pesó 2,555 kg, era una bolita rosa, con una carita preciosa que parecía de porcelana china, los médicos que llegaron junto a mi marido, que no podía dejar de llorar, me dijeron que estaba sana, pero que padecía síndrome de Down, en ese momento comprendí la desesperación de mi marido, pero aunque suene raro, a mi no me sorprendió demasiado, las psicóloga y la enfermera no paraban de decirme que la mirara que la cogiera, mientras yo trataba , sin éxito de consolar a mi marido, la miré y pregunté ¿estáis seguros que es mi bebe?
Cuando la miré no dudé que era ella, ¡sus orejas eran idénticas a las de su padre!, recuerdo que lo siguiente que pensé fue – Ea!, Otro disgusto para mi madre!
Mi madre…, ella hace casi cuatro años que falleció y uno de sus últimos pensamientos fue para mi hija, me dijo que la única pena que tenía es que no iba a poder verla crecer y hacer la comunión, con eso os digo como la recibió, y el disgusto no fue tal.
Cuando por fin la conoció el resto de la familia, que son alrededor de 60 personas pues yo soy la número once de mis hermanos, hubo reacciones para todos los gustos, la que recuerdo con más claridad es la de mi hermana Maribel que me dijo, - Pero, si es preciosa!!, no te preocupes la vamos a querer igual!. La verdad es que mi familia ha sido y es un gran apoyo.
Cuando tenía unos meses, después de haber pasado una bronquiolitis, que superó gracias a la ayuda de mi amiga Pilar, que la cuido en la UCI, empecé a sospechar que Nerea no oía bien, y empezó la andadura de otorrinos que me decían que yo estaba obsesionada, como la doctora Ruiz , que tenía que asumir que la niña era DOWN y que esto conllevaba retrasos del lenguaje pero que las pruebas decían que la niña oía dentro de la normalidad, la misma doctora que hace unos meses le recetó los audífonos, cuatro otorrinos y cinco años después.
En fin que Nerea es lo que se llama una pluridiscapacitada, pues tiene síndrome de Down, es sorda y hace poco lleva gafas, tiene hipermetropía, pues bien, nada de esto le impide ser la persona más alegre, simpática, extrovertida, divertida, cariñosa, tierna y fantástica que conozco y que creo pueda conocer jamás y por todo lo que ella es, firmemente pienso que es LO MEJOR DE MI VIDA
PD. LA DIFERENCIA NO ES UN PROBLEMA, ES UN VALOR (esta frase se la escuché decir a una persona con s.Down, Pablo, todo un ejemplo)